La Escritura que Rompió mi Ciclo de Culpa

Los Ecos Espirituales Me Enseñaron Sobre la Gracia de Dios

Hace años, mi esposa escuchó el término "ecos espirituales" mientras conversaba con amigos cercanos. Los ecos espirituales ocurren cuando un mensaje o tema se repite en un corto período de tiempo sin haberlo buscado. Desde que Amalia aprendió este término, lo hemos adoptado en nuestra vida diaria y enseñado a nuestros hijos que los ecos espirituales son formas sutiles en las que Dios nos habla cuando quiere que prestemos atención.

En las últimas semanas, he escuchado repetidamente una escritura ecoar en varias fuentes: un pódcast, una charla en una conferencia, e incluso en conversaciones casuales. Esa escritura era Doctrina y Convenios, sección 46, versículo 9:

"Porque en verdad os digo, se dan para beneficio de aquellos que me aman y guardan todos mis mandamientos, y de aquel que procura hacerlo." (D. y C. 46:9)

Claramente, Dios necesitaba que aprendiera algo de esto...

El Peso de la Perfección

Como perfeccionista, a menudo me he obsesionado con la frase “guardar todos los mandamientos”. Saber que “ninguna cosa impura puede habitar con Dios” pesaba mucho sobre mí, especialmente en momentos de fracaso personal.

Cada vez que me quedaba corto, el sentimiento de vergüenza, culpa e insuficiencia me consumía. Me convencía de que “sabía” que no era digno del cielo, ni siquiera de la ayuda divina.

Para sentirme digno, pasaba por los movimientos—orar, arrepentirme y confesarme con las “personas correctas”—solo para quedarme despierto por la noche, atormentado por el pensamiento de que no estaba cumpliendo con mis convenios. Este ciclo de autocrítica a menudo me llevaba a nuevos “fracasos”, que se convertían en un espiral de desesperación y, muchas veces, en una recaída.

[INSERTAR GRÁFICO DEL CICLO DE DESESPERACIÓN]

“Procura Hacerlo”

Una Nueva Perspectiva Poderosa

Luego, leí la escritura nuevamente, y una nueva frase destacó: “y de aquel que procura hacerlo.”

Este recordatorio divino de que no se requiere perfección para que la gracia de Dios nos alcance me impactó profundamente.

El mensaje del élder Jeffrey R. Holland, “Sed, Pues, Perfectos—Con el Tiempo”, reforzó esta verdad: Dios valora nuestros esfuerzos sinceros e intenciones, incluso si no logramos la perfección.

Este cambio de entendimiento trajo esperanza. Me recordó que buscar Su voluntad—día a día, momento a momento—es lo que Dios realmente nos pide.

Mientras nuestros esfuerzos sean genuinos, estamos dentro del círculo de Sus bendiciones.

Gracia en Cada Paso

El élder Ulisses Soares explicó maravillosamente que Cristo nos apoya antes, durante y después del arrepentimiento. Añadiendo a esto, el élder Chi Hong Wong dijo: “Dios conoce los detalles de los detalles de nuestra vida.”

Él conoce nuestras luchas, imperfecciones y deseos sinceros. Envió a Su Hijo para proporcionarnos una forma de crecer y regresar a Él porque entendía todo esto.

Al buscarlo mediante el arrepentimiento y esforzarnos por seguir Sus mandamientos, Él nos bendice abundantemente. La gracia de Dios no es un plan de respaldo; es una parte esencial de nuestro camino, que nos permite practicar y mejorar cada día.

La mejor parte de Su gracia es que ¡siempre está ahí!

La Ciencia Respalda el Esfuerzo

Curiosamente, cuando buscamos hacer Su voluntad, cambiamos a nivel neurológico. Al esforzarnos por mejorar diariamente, nuestros cerebros y cuerpos también cambian. La neurocientífica Dra. Caroline Leaf explica esto en su libro Cleaning up Your Mess. Ella señala que al escribir abiertamente sobre nuestros pensamientos, reflexionar profundamente y tomar pasos consistentes hacia el cambio, creamos nuevas vías neuronales que se alinean con nuestros valores y creencias.

Su método se enfoca en cambiar nuestros hábitos, comportamientos y cerebros a través de la escritura reflexiva.

Este proceso se vuelve crucial al enfrentar adicciones o malos hábitos. Cada acción refuerza patrones dañinos o construye otros más saludables. Con la ayuda de Dios, podemos usar esta misma estructura para reconfigurar nuestro cerebro hacia comportamientos positivos y alineados con nuestros valores.

Pasos Prácticos para el Crecimiento

  • Establece Intenciones Diarias: Dedica tiempo a reflexionar profundamente y actuar según las impresiones espirituales.

  • Escribe con Propósito: Reflexiona abiertamente sobre tus desafíos y metas para inspirar un cambio significativo.

  • Incluye a Dios: Busca Su guía en tus esfuerzos, confiando en Su gracia para sostenerte.

  • Confía en el Proceso: El cambio no ocurre de la noche a la mañana. Darse a uno mismo la misma gracia que Dios nos da puede ayudarte cuando enfrentes contratiempos.

Esperanza para Todos los que Buscan

El mensaje de D. y C. 46:9 es simple y hermoso: nuestras intenciones importan. Al esforzarnos sinceramente por guardar los mandamientos de Dios, incluso de manera imperfecta, Él nos bendice.

Ya sea que tu lucha sea con una adicción, culpa o sentimientos de insuficiencia, recuerda esto: el plan de Dios es perfecto, y Su gracia es suficiente.

Recuerda:

  • Cada pequeño esfuerzo cuenta.

  • El amor de Dios por ti es constante, sin importar tus luchas.

  • Hay esperanza para que tú y yo crezcamos, sanemos y lleguemos a ser como Él.

Un Pensamiento Final

El Dr. Brad Wilcox dijo una vez: “Estamos aprendiendo el cielo. Nos estamos preparando para ello. Estamos practicando para ello.” Sigamos practicando, sabiendo que el amor y la gracia de Dios nos sostendrán.

¿Qué parte de este mensaje resonó contigo? ¡Nos encantaría escucharlo!

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